Creo que el sueño de todas aquellas personas que se
dedican mucho tiempo a realizar un hobby con esa cuota de amor y sentimiento
hacia esa práctica particular, ya sea jugar al futbol, pintar cuadros, escribir
poesías, bailar en un conjunto de danzas o tocar la guitarra y componer canciones,
es que alguna vez ese arte o eso que hacen sea valorado por el publico o llegue
a las grandes esferas, a lo más alto de su círculo. Pero como todos saben, en
un gran porcentaje, los casos que llegan son los menos, comparado a la masa
practicante de actividades “esparcidoras” y es por eso que cuando uno escucha que un tipo que era un plomo tira cables de
una banda poco conocida llamada Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, que de
golpe porrazo se encuentra en un estudio grabando sus canciones ayudado por
todo el sequito ricotero en cuestión, es meritorio escribir para rendirle
homenaje.
Rodolfo Luis González
es el, por decirlo de alguna manera, suertudo, y digo por alguna manera ya que
si uno escucha el disco se da cuenta inmediatamente, no sé si en el primer tema
(Boleto de Empeño) pero si desde el segundo (La Fiera) que el chabón tiene
mucha pasta para escribir canciones pegadizas y de muy buen gusto. Sera por eso
que sus compañeros de trabajo (El Indio y compañía) en una que otra reunión o
prueba de sonido, descubrieron en Rodolfo alias El soldado, un artista nuevo y
diferente detrás de ese cumulo de pelos y espalda ancha.
Fue así que a
mediados de 1996 tanto Semilla Buccarelli en bajos y Walter Sidoti en batería,
ambos integrantes activos de los redondos, se ofrecieron a formar parte de un
proyecto solista que ni siquiera estaba en los planes de González. A este gran
aporte se le suman la colaboración de Jorge Dawi en teclados y la aparición de
Skay en varios temas como arreglador de guitarras y del Indio Solari cantando
en Trago Especial y en Ángel de los Perdedores, situación extraña para todos
sus seguidores ricoteros pero que no dejaba de ser especial y bienvenida ya que por
primera vez en toda la historia de la banda se podía oír, fuera de esta, un
registro de ambos compositores sin ser los protagonistas principales y la
verdad es que mas allá de que, como dije antes El Soldado es un excelente
compositor, le da un salto en el trampolín de la calidad aportando al máximo todas
sus reconocidas cualidades.
¿Que decir de
este disco que no se haya dicho antes? Que pese a que su estilo pasea meramente
por los surcos armoniosos y sutiles del Folk se puede apreciar una inclinación casi
constante hacia las tinieblas del rock y el country. Que sus letras tienen la
idea fija de reproducir historias fenomenales rodeadas de desgracias, subidas y
caídas, amores lastimeros, timba y buenos momentos.
El Soldado es un claro ejemplo de que la lotería
siempre sale pero que solo le toca a uno por vez y en este mundo de millones
todo queda a la víspera de un milagro pero saliendo de lo divino la voz rasposa,
la guitarrita y su rasgueo son las banderas simples pero efectivas de un tipo
con toda la pinta de rocker que hizo de su hobby una melodía trasnochada y
jugada.
"Se roban todo el tiempo el tesoro para conservar su fe porque la brujula es de ellos y el mapa es de la ley."
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