Los años noventa, seguramente con el pasar del tiempo,
serán catalogados como la década de la revolución
musical debido a la gran cantidad de
material propuesto por decenas de bandas que explotaron y canalizaron aquella energía
pululante para transformarla en canciones y en su mayoría en discos
fenomenales. Las razones de tal afirmación quizás queden en el incierto de la
magia humana guiada por esas cuestiones que van más allá de la lógica pero también
hay meritos terrenales situados en la capacidad, en la sensibilidad y destreza
de cada uno de los artistas contemporáneos de aquel momento.
Soda Estéreo había
iniciado su carrera hacia el estrellato a mediados de los ochenta con su primer
disco Nada Personal editado en 1984, pero como todo tiene su tiempo de maduración y
progreso, pasados bajo el puente de la experiencia de giras eternas, contratos
extenuantes y cientos de shows por todo el mundo, la banda daría su producto más
elevado en Canción Animal, el cual se iba a llamar en un comienzo ¿¡Tensión e
Integridad!?, casualmente o no lanzado al público en 1990, inaugurando un derrotero
más que prolifero de rock nacional.
Si bien Soda se
caracterizaba por su estilo, digámosle, Ska Nervioso con piscas de Punk- Pop, agotados
de verse los rostros entre los tres integrantes, Ceratti se dio un recreo para comenzar
a componer en su casa, ya que según él en las giras le era muy complicado poder
concentrarse abocada toda su energía a realizar esos shows, canciones estampadas
en una vibra de otra sintonía producto de alguna fuerza natural ignita proveniente
de su guitarra entregada a arpegios desnudantes y visionarios punteos relamidos por su adorado
equipo VOX con el que grabaria todos los demos. No se sabe muy bien porque pero
inocentemente en aquel estudio personal se comenzaba a gestar, no un álbum más de
Soda Estéreo sino un álbum exclusivamente de rock y quizás unos de los mejores álbumes
de rock en habla hispana y porque no a nivel mundial peleando palmo a palmo, según
los gustos del que lea esto, con cualquiera por que mas alla de todo la música se
reproduce de una misma manera y es grabada, dependiendo del billete que uno
tenga, con más o menos las mismas armas.
Decir que es de
rock no quiere decir que esa electricidad Estéreo se halla perdido, al
contrario se ha enriquecido de misterio, tecnicismo, sensualidad y garra propia
de aquel genero efervescente al cual sin darse cuenta Zeta, Alberti y Cerati
estaban entrando al salón de la fama nacional que se les mantenía cerrado por
su estética y su estilo New Wave proveniente de bandas extrajeras como The
Police y The Cure.
Con la colaboración de Pedro Aznar y Daniel Melero, con quien Gustavo grabaría años más tarde Colores Santos y calificado, por el mismo Cerati, como el cuarto Soda, la banda, recontra aceitada, viajo a Miami para formalizar su grabación, plasmando en la sociedad una nueva era que le daba la bienvenida, a ellos como los herederos del rock argentino, y del que Canción Animal hace uso en todos sus parámetros de la historia de aquel tan preciado por todos estilo musical por el que han transitado bandas históricas y músicos de grandes tallas a los que Soda Estéreo llego a alcanzar, en gran parte, por merito de este muchacho de rulitos que tanta cosa ha creado y otra por su incansable labor y dedicación en encontrar un sonido tanto fuera como dentro de un estudio.
Una eternidad espere este instante y no lo dejare deslizar en recuerdos quietos ni balas rasantes que matan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario