The Beatles - Abbey Road

Desde que comencé a escribir en este blog, al cabo de un tiempo, me di cuenta que no había posteado nada de The Beatles, banda que junto a Led Zeppelin marco un antes y un después  en mi vida. Imposible no recordar la primera vez que escuche I am the walrus seguida de All You need is love y las caricaturas indescriptibles que con ello ocurrieron en mi cabeza.

Como sucede habitualmente es difícil definir cual disco es el mejor de esta, por demás completa, discografía que The Beatles nos han regalado o, mejor dicho, vendido en las disquerías durante todos estos años. He conocido gente que me ha dicho una cosa y otros otra totalmente distinta, como por ejemplo una vez de visita en la ciudad de Azul, Javier, un  fanático de los cuatro de Liverpool, me dijo que no había nada mejor que Rubber Sould debido a que en este álbum se termino de desatar la locura musical y el estilo verdadero, pero también Fernando, el primo de mi amigo Mariano, un día me explico con detalles el porque para él “Sargento Pimienta y su banda” era sin dudas la obra magistral jamás hecha por esta banda, pero como les decía al principio las maneras de escuchar y apreciar música es tan variada que cada cual tendrá sus preferidos y tal es asi que pese a estas ofertas tentadoras y cimentadas en buenas referencias yo me he  inclinado por Abbey Road quizás por ser en verdad el último disco grabado por estos monstruos o quizás por el solo hecho de que hoy, solo por hoy, me gusta más que el resto.

Abbey Road es un disco magnético que desde su comienzo vibrante con Come Together te inmoviliza en un terreno plagado de “inconstancias heroicas”, en cuentos cortos ilusorios y soberbios de una trabajosa prolijidad e identidad; cada canción forma parte de un mismo libro escrito por diferentes autores donde los detalles abundan siendo fotografías vivas de cada grabación, de cada toma, de la idea mas allá de lo conceptual,  de los coros a nueve voces, del órgano hammond tocado por Lennon en I Want You, del arpegio interminable, de los medleys (Varios temas formando una misma canción) de You Never Gime Your Money, de los pseudo medleys entre Golden Slumbers y Carry That Weigth, del repiqueteo de Harrison en la vuelta de Oh! Darling o su dulce, inspiradora y celestial melodía de Here Comes The Sun, los bajos más precisos, elegantes y roqueros que he escuchado en mi vida de la mano de un, por estos momentos ya agotado como el resto pero tan hambriento de sensaciones, como Paul o la batería de Ringo, por algunos  menospreciado, pero que no deja de tener la inteligencia, el golpe justo, la cadencia y una minuciosa partición del pulso rítmico aportando la unión, el enlace, el nexo entre la tierra repleta de edenes, adanes y evas con la estratósfera, lo desconocido, el viaje al universo mismo de esta música a la cual los Beatles le han dado todo paseándola por miles de estilos, hendijas, laberintos, entradas de audio, jardines florales y sinfonías hasta lograr ni más ni menos que la historia. Ni más ni menos que la historia fundamental del rock.

Golden slumbers fill your eyes / smiles awake you when you rise

*Tema recomendado: Maxwell's Silver Hammer