Siendo aun un pequeño
polluelo que no hace mucho había emigrado del nido, me encontraba esclavizado
dentro de la cocina de un restaurante para poder mantener la idea de vivir en
libertad alejado a cientos de kilómetros de la familia. Allí conocí a un gran
amigo, fanático de los redonditos llamado Nicolás. Como dije recién el era un
gran admirador de todo lo que hagan Skay y el Indio, sobre todo de este ultimo
del cual tenia tatuado su rostro en la espalda como un homenaje a este
personaje entrañable de la música popular.
Luego de la
separación de los redondos, Nicolás se encontraba acéfalo, sufriendo aquel
triste desenlace que tantos, como él, no esperábamos. Por suerte poco después de
la ruptura de la banda ambos referentes lanzaron sus primeros trabajos solistas
consolando el dolor de saladas heridas
que no cicatrizaran jamás.
Nicolás era un especialista en todo lo que
tenga que ver con Carlos Solari (El Indio).Todos los días venia con alguna
novedad, información y curiosidades de su ídolo. Una tarde, limpiando los pisos
del local, me llamo al deposito para mostrarme, lo que para él era, oro en polvo,
lo que para él era como la carta de un ser querido que hacia tiempo esperaba,
la letra de una canción del segundo disco del Indio Solari los Fundamentalistas
del Aire Acondicionado.
Aun no se conocia el nombre del nuevo CD pero la canción se llamaba ni mas ni menos que Y Mientras Tanto El Sol Se Muere y había
sido publicada en el suplemento artístico de un conocido diario monopólico que
por esos años ocultaba su verdadera identidad. Ese titulo, por cierto impactante, fue una señal para todos
aquellos que queríamos saber algo de este personaje misterioso y hermético, que
no da reportajes ni sale en la tele, esta era la posibilidad de espiar aquello
que se venia gestando puertas adentro del estudio personal del Indio, Luzbola.
Recuerdo que leíamos la letra e imaginábamos
la melodía de la canción como dos pequeños que imaginan mundos con solo algunas
palabras escritas sin prosa. “Todavía no use mi milagro de hoy. Que corta es la vida mi amor…”
La espera
se había hecho demasiado larga pero al fin luego de tres años, Porco Rex salia a la venta pariendo un sin fin de halagos gestado por el publico que masivamente se volcaba en las disqueras para saborear un trago de este material.
La tapa era curiosamente llamativa, tenía un
color rojo-anaranjado chillón con una foto de la cara del Indio con un extraño
adorno en la cabeza y un puerco en uno de los costados que contrasta
irónicamente con la idea de bajo perfil que caracteriza a este artista.
Este es quizás el disco bisagra de su carrera
como solista ya que en el se puede escuchar un sonido consolidado y parejo que
se mantiene durante cada tema, cosa que en Bingo Fuel no sucede ya que juega
con diferentes estilos dándose un permitido y necesario permiso para sacarse esa mufa encasilladora en la que estaba sumergido por su gran pasado.
En Porco Rex podemos encontrar a la verdadera
esencia de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado evolucionando en una banda concreta
con un rumbo definido y estructurado amoldado a las exigencias de una de las más grandes figuras del rock
nacional de todos los tiempos. Se puede apreciar a la banda armando con
confianza, soltura y detenidamente cada canción como si fueran un todo, creándole
una identidad personalizada al material que suena aplastante,
viril y brilloso. Parrafo a parte para Gaspar Benegas y Baltasar
Comotto que en cada aparición te pisan la cabeza como un
elefante inocente.
Según lo
que leí por ahí este es un disco en donde la temática gira alrededor de la
muerte, el amor, el deseo y la traición. Este ultimo concepto parece ser el
dominante por sobre el resto ya que se nota cierta venganza en algunas de las
letras que igualmente como nos tiene acostumbrados Solari, contienen un vocabulario
espectacular y un juego de palabras burdas típicas en sus trabajos utilizando este formato para crear sensaciones cruzadas con su léxico barrial aburguesado.
Porco Rex quito para siempre esa idea loca,
que tenían los fanáticos, de una posible reconciliación entre Skay y Solari
pero también repartió otras cartas y genero un juego diferente, mas intimo, en
el que podemos reconocer pensamientos sin filtro, en algunos casos hablando de
sus experiencias de vida, con sus trastornos, paranoias, miedos y amores,
dejando de jugar a los Rock Star (aunque lo nieguen) para convertirse en lo que en verdad
son, seres humanos con el don especial de guiarnos con su musica en estas tinieblas de la
sociedad en la que vivimos.
“Me
cansa tener gente alrededor sino meto un trago llega el mal humor. Mentiras
amables, veneno paciente y nada de lo que supimos desear.”
Para los
chicos del “Bondi Bar”
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