Bosques de Groenlandia - Bosques de Groenlandia


Allá por el año 2012 una amiga oriunda de las tierras cordobesas, en una de esas tantas escapadas con el afán de visitar a sus familiares en el reducido poblado de Oncativo (territorio salaminero por excelencia), se topo con una vieja conocida que la llevo de paseo por varios bares de la capital de aquella provincia no tan lejana. En ese periplo nocturno rodeado de cervezas y cigarrillos alguien le comento sobre una banda que se estaba gestando en las entrañas de las sierras, llamada Bosques de Groenlandia y sin dudarlo compro un CD de nombre homónimo a esta y de pura generosidad, en su regreso a la gran urbe, me lo presto para ver que opinaba. 


Bosques de Groenlandia quizás y como lo he comprobado con quienes he comentado este trabajo, es un titulo bastante fuerte para una banda, ya que nos transporta inmediatamente a un lugar nevado místico (quien no ha mirado con curiosidad alguna vez en un mapa esa mancha blanca al norte del planisferio) y te plantea un paisaje que poco tiene que ver con Córdoba pero luego de escuchar la primer estrofa entendí al toque su razón.
 Esta banda está compuesta por cuatro integrantes los cuales todos cantan y tocan algún instrumento particular.
Cecilia Jiménez: violín
Guillermo Bustos: guitarra, voz y percusión
Pablo Natale: guitarra y voz
Victoria Olivera: cello, violín, voces


Hacen una mezcla de cuerdas con un matiz de rio entre montañas, de un puente por la noche, de duendes caminando por dunas y por que no de bosques en Groenlandia soplados por el viento.
Un disco de apenas siete humildes temas que te ubican agradablemente en una sintonía de tranquilidad y armonía difícil de describir tan solo con palabras porque como sabemos, aunque lo intentemos habrá cosas que ni el más calificado escritor podrá expresar con palabras, porque cuando hablamos de música estamos hablando de sensaciones y no de ella en si, porque eso es lo que nos regala y nos produce a cada uno individualmente, salvo que algún loco quiera calificar al Mi menor y de ahí en más arranque una “rotation intelectual” que nos terminara indicando que quiere decir, por ejemplo, la escala pentatónica de LA y así con todas las notas encasillando nuestros pensamientos musicales en términos concretos y a la vez chatos. 


Bueno, si se entendió, esto es lo que pasa con Bosques de Groenlandia. Te abaraja con dulces melodías sonoras producto del cálido ensamble que se da entre un chelo meloso y un violín vibrante con dos guitarras galopantes y te desparrama con letras que te estampan imágenes a veces raras en la cara del lóbulo frontal y que por momentos no concuerdan entre sí pero que con al pasar de los minutos te abrazan y te mecen como dentro de una gran cama paraguaya a la sombra de un gran pino.

  "Cara de tajo escribe en la pared lo que nunca vivió, los santos se menean en su ventana una mañana de sol. Guiame hacia el sur de mi, guiame hacia el sur de mi."

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